Leer la famosa obra El Capital del célebre intelectual alemán Carlos Marx no es nada sencillo. Incluso para cualquier estudiante de Economía, revisar las páginas sobre la filosofía de la mercancía -por ejemplo- resulta una labor compleja por lo denso de la lectura.
Sin embargo, ese tomo que contiene lo esencial de su doctrina es fundamental para comprender la historia económica, tal vez después de La Riqueza de las Naciones de Adam Smith. Y aún en pleno 2015, muchos rescatan a Marx para estudiar las muchas contradicciones del capitalismo, aunque precisamente por su complejidad a veces se le malentiende.
Con frecuencia se le responsabiliza de la dictadura de Stalin o de las políticas de Fidel Castro, cuando más bien ellos interpretaron del marxismo las ideas que mejor les convenían.
Curiosamente, para Marx las ideologías no debían guiar las decisiones, ya que detrás de ellas se encuentran las condiciones económicas del momento. Pero en los hechos, ha sido la propia ideología marxista la que ha influido en la historia del mundo.
Por fortuna, las formas de comunicación modernas han permitido que existan más opciones para comprender a un autor determinado. Es justo el caso de Marx y el cómic, una extraña aunque efectiva simbiosis que nos permite tanto disfrutar como aprender.
A continuación, su servidor les comparte al menos tres ejemplos que pueden conseguirse en librerías, o bien fácilmente a través de internet...
La referencia popular en México sobre Marx en historieta es este "manual" para principiantes publicado en el ya lejano 1972, traducido al inglés cuatro año después y reeditado en 1995 -ya cuando había perecido la llamada Guerra Fría- con el mismo éxito de ventas.
Aunque en esas últimas versiones reconoce "errores" del socialismo que "pueden corregirse", el michoacano Eduardo del Río no puede negar su pasado comunista. Con todo, cumple al entregarnos una serie de divertidas viñetas que hacen accesibles las ideas del filósofo alemán, y permiten que sea el lector quien decida al final si comulga o no con ellas.
El caricaturista inicia con una breve semblanza del protagonista, explicando las influencias que Hegel y otros pensadores tuvieron en él. Entre garabatos y citas textuales de El Capital, su sentido del humor hace ligera la lectura, además de incluir un glosario de términos marxistas. Y aunque "es un pecado intentar resumirlo", el resultado es muy ameno.
Ya después de este libro le siguieron otros títulos con el mismo estilo: Lenin para Principiantes, Cuba Libre, La Trukulenta Historia del Kapitalismo, ABChe, Mao en su Tinta y Economía para Ignorantes, por mencionar sólo algunos.
Ya para el nuevo siglo, la editorial independiente Herder publicó en España una colección de mangas sobre distintos filósofos de la historia, entre ellos (y tal vez el mejor) uno de 400 páginas sobre el padre del socialismo científico.
Esta adaptación del original japonés publicado en 2008 por East Press, relata en una primera parte los dilemas del protagonista Robin, un fabricante quesero de ambiciones capitalistas pero con complejo de culpa al explotar a sus obreros.
En la segunda parte aparece Federico Engels, amigo y colaborador de Marx, quien retoma el relato para explicar los conceptos de valor, dialéctica, plusvalía y proletariado.
Cuando salió por primera vez en la nación nipona alcanzó a vender unas 120 mil copias, y entonces Yusuke Maruo, directivo de la East Press, declaró en una entrevista que "la gente trata de encontrar respuestas en Marx a los problemas que existen", además de que "la reciente crisis global sugiere que el sistema no funciona apropiadamente".
"Mi nombre es Carlos Marx, alguna vez conocido como el Diablo por denunciar al capitalismo, pero antes de juzgarme, déjenme contarles mi historia..."
Así inicia esta novela gráfica lanzada recientemente en Francia por la editorial de historietas Dargaud, ya traducida al inglés por la británica Nobrow y al español por Editorial Norma.
Apoyada con los trazos y dibujos de la artista francesa Anne Simon, la economista y psicoanalista Corinne Maier hace un recorrido por la vida del alemán desde la infancia, pasando por sus hijos y vida amorosa, hasta su amistad con Federico Engels.
Aunque de inicio parece superficial, conocer tales vivencias nos ayudan a comprender los motivos de Marx para escribir El Manifiesto Comunista y luego El Capital, aunque sin intentar disuadirnos sobre si tenía o no la razón.
Lo interesante es que en las páginas finales es el mismo personaje quien después de muerto -ya como fantasma- observa cómo China y la Unión Soviética aplicaron sus ideas en el siglo XX, regalando así una desencantada crítica para el lector.
Están pues, a disposición de quien se anime.
- Este post también se publicó en EL UNIVERSAL.