Todos sabemos ya que el dólar ronda los 15 pesos y algunos podrían encontrarse algo hastiados sobre la cantaleta del sube y baja la divisa.
Pero en el día a día de nuestra vida cotidiana ¿qué tanto reflejan esas fluctuaciones el poder de compra de cualquier mexicano?, ¿es el tipo de cambio un buen indicador para saber en qué estado se encuentra nuestra economía?
Ya en el post de ¿Qué diablos le pasa al dólar? su servidor hablaba de cómo la oferta y la demanda inciden en el billete verde, mientras que algunos lectores manifestaban su temor ante las posibles consecuencias de la volatilidad del peso.
Lo cierto es que más que preocuparnos por ese tipo de cambio "nominal", más bien deberíamos enfocarnos en el tipo de cambio "real". El primero es el que todos conocemos, es decir, la tasa a la que se intercambian las monedas, pero el segundo atiende el precio relativo de los bienes intercambiados entre países, y por eso es el que prefieren los especialistas en macroeconomía.
Debemos fijarnos pues en lo que nos pega directamente, nuestro poder adquisitivo, pero para los simples mortales que no son economistas ni expertos ¿cómo comprobar si los tipos de cambio de las monedas están bien valorados o más bien están sobrevalorados?
Una respuesta cercana puede encontrarse en uno de los ejercicios económicos más curiosos del mundo, y que simplemente sugiere comparar las economías de distintas naciones utilizando nada más y nada menos que... ¡hamburguesas!
Se trata del extraño índice Big Mac, propuesto por el semanario inglés The Economist a mediados de los años ochenta, precisamente para confirmar si las monedas se cotizan a un nivel realista o si verdaderamente pueden comprar tanto como se puede comprar con un dólar ya sea en México, Estados Unidos... o en Narnia.
Para lograrlo, The Economist se basó en la teoría de la paridad del poder adquisitivo, que entre otras cosas sostiene que un dólar debe adquirir la misma cantidad de productos en cualquier lugar del planeta. Porque según la Ley de un Precio, el comercio provoca que dos bienes idénticos valgan lo mismo en donde sea.
Y si para realizar tal comparativo se necesitaba una canasta de productos representativos a nivel internacional, los analistas londinenses se atrevieron a elegir un producto por demás polémico: la jugosa y poco nutritiva hamburguesa de McDonald's, una de las corporaciones símbolo del capitalismo estadounidense.
¿Por qué no? a final de cuentas la Big Mac es producida en casi cualquier rincón del globo, casi con los mismos ingredientes y vendida así en miles de sucursales distribuidas en culturas tan diversas como las latinoamericanas, las europeas o las asiáticas.
Basta con tomar el costo de la hamburguesa en la moneda local y convertirla en dólares para verificar si tiene el nivel correcto, o si por el contrario, la divisa en el lugar se encuentra sobrevalorada o subvalorada.
Si bien el instrumento presenta de inicio un cálculo burdo (raw) nos ofrece también otro "ajustado", mucho más cercano a la realidad porque toma en cuenta el PIB per cápita y reconoce que la diferencia de precios en este alimento puede deberse a diferencias en los costos de producción, tal como salarios o mano de obra.
Y es que el índice Big Mac atiende la crítica de que en países pobres el costo de la hamburguesa debería ser menor, debido a que los costos laborales también son menores. Exhibe pues que podemos comerla más barata ahí que en las naciones más ricas.
Veamos qué pasa en México: con el índice ajustado de enero de 2015 (la actualización es semestral) y un tipo de cambio aún en 14.63, el precio promedio de la hamburguesa es de 3.35 dólares, a comparación de los 4.79 que cuesta en Estados Unidos. Esto quiere decir que el dólar aquí está sobrevaluado en un 9.1%.
Por supuesto que desde esa fecha han acontecido cambios importantes en la paridad, por lo que esa sobrevaloración puede haber disminuido o incluso desaparecido, además de que el índice no es exacto ni tampoco debe tomarse de forma literal.
Como sea, se trata de un ejercicio interesante porque entendemos mejor la desalineación de los tipos de cambio respecto a su valor de equilibrio, además de que logramos comparar el poder de compra entre más de 40 países. Por su sencillez, mucha gente lo usa como guía e incluso se ha convertido en objeto de estudio en universidades.
Arriba les comparto el mapa interactivo Big Mac de The Economist por si quieren jugar con el índice, mismo que cada año se renueva y perfecciona su metodología.
Por cierto que empieza a tener competencia, pues ya existen otros similares como el índice iPod desarrollado por el banco australiano Commonwealth S. En definitiva, la economía es para todos y no tiene por qué ser un tema de iniciados o elitistas.
* Fotografías: sucursales de McDonald's en Arabia Saudita y China (AP) *
Este artículo fue publicado también en EL UNIVERSAL